15/08/15.- Si son honestas, la mayor parte de las madres te dirá que sin importar lo mucho que desees un hijo, la transición hacia la paternidad es algo difícil. Realmente difícil.
Según un estudio reciente, la pérdida de felicidad que han experimentado los padres después del nacimiento del primer hijo ha sido más grande que su experiencia con el desempleo, el divorcio o la muerte de una pareja.
Lo desagradable que sientes en el embarazo a medida que tu cuerpo se vuelve desconocido para ti. El parto y la recuperación posterior. Los apuros inherentes a la lactancia, los apuros y las lágrimas. El aislamiento al estar sola en casa todo el día con un bebé que llora mientras que tu pareja está en el trabajo.
Al menos, esa fue mi experiencia cuando nació mi primer hijo en el 2011.
Un nuevo estudio sugiere que la experiencia del inicio de la paternidad –el embarazo y la primera etapa del bebé– es especialmente estresante para las personas, lo que hace menos probable que quieran tener otro hijo.
El estudio realizado por el Instituto Max Planck de Investigaciones Demográficas en Rostock, Alemania, descubrió que «cuanto mayor sea la pérdida del bienestar, menor es la probabilidad de un segundo bebé». El efecto es especialmente fuerte para los padres con mayor educación superior y para aquellos que esperaron más tiempo para tener un segundo hijo.
Eso puede escucharse como algo obvio, pero tiene implicaciones políticas para países con una baja tasa de nacimientos, sugieren los autores.
Los hallazgos fueron recientemente publicados en la revista Journal Demography por Mikko Myrskyla, demógrafo y director en el Instituto Planck, y Rachel Margolis del departamento de sociología en la Universidad de Western Ontario.
Los investigadores observaron la información de bienestar de 2,000 padres primerizos, desde dos años antes del nacimiento de su primer hijo hasta el año después de su nacimiento. Descubrieron que el 58% de los participantes decidieron tener un segundo hijo nueve años después de haber tenido al primero.
«La investigación se relaciona con un tema tabú. Rara vez se discute el hecho de que los padres a menudo experimentan una considerable pérdida de felicidad después del nacimiento de su primogénito», dijo el instituto en una comunicado de prensa.
“El nuevo estudio muestra que para las madres y los padres en Alemania, la baja respecto a la satisfacción que sienten en su vida durante el año siguiente después del primer nacimiento es aún mayor que la que es causada por el desempleo, el divorcio o la muerte del compañero”, señala.
Esa última línea es la causante de que los padres se estremezcan.
Cheree Pollard Biggs escribió en la página de Facebook de CNN Parents: «He sufrido la muerte de una pareja y un divorcio, y te puedo decir que tanto la muerte y el divorcio son experiencias muchísimo más ‘infelices’ que la felicidad que experimenté después del nacimiento de cada uno de mis hijos. Sí, fue agotador y abrumador, pero me sentía feliz. El nacimiento es una adición, una renovada sensación de esperanza, una razón para continuar. La muerte y el divorcio son pérdidas».
Pero muchos de los padres encuestados estuvieron de acuerdo en que los puntos bajos de la paternidad pueden ser bastante bajos, y que realmente se necesita de una comunidad completa para salir adelante.
Alexa Hart, madre de un bebé de 15 meses y originaria de Estados Unidos, me comentó que parte del trauma de la nueva paternidad «recae en el silencio cultural» en cuanto a lo desafiante que esto es, financiera, emocional y matrimonialmente.
“Aceptamos que el divorcio y la muerte son traumáticos y las personas te dan sus condolencias cuando ocurren estos eventos de la vida. Pero cuando estás embarazada, todo el mundo está ‘tan feliz’ por ti. Esperamos algunos retos, pero no hablamos de la profunda frustración, la falta total de sueño y el desgarrador cuestionamiento de uno mismo que viene con la nueva vida», dijo ella.
Los autores dijeron que ellos no estaban buscando lo que hace que los padres se sientan felices o infelices… ellos estaban buscando específicamente el por qué, aun cuando la mayoría de las parejas alemanas dicen que les gustaría tener dos hijos, termina deteniéndose después de tener uno.
«En conjunto», dice Myrskyla, «a pesar de la infelicidad que se experimenta después del nacimiento del primer bebé, el tener hasta dos hijos en realidad aumenta la felicidad general en la vida».
En mi caso, me tomó dos largos años antes de siquiera considerar pasar nuevamente por el embarazo, el parto y los primeros días del bebé. La segunda vez, busqué la ayuda de muchas personas distintas, y estaba determinada a cambiar las partes más desagradables de la experiencia de cualquier manera que me fuera posible.
Robert Hughes Jr., profesor de estudios de la familia en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, dijo que si los países quieren que los padres con más estudios tengan un segundo hijo, ellos deben «pensar realmente en la manera en que pueden apoyar a estas familias».
Estados Unidos tiene el mismo patrón de los padres de edades avanzadas y bien educadas que no creen en reemplazarse a sí mismos, dijo.
«Pienso que la gente realmente está haciendo elecciones racionales», dijo.
«Tendremos que reducir la carga que conlleva equilibrar el trabajo y la vida familiar, y la mayor parte de eso probablemente se realizará por medio de la alteración de los horarios laborales y, específicamente, al proporcionarle a los nuevos padres un tipo de apoyo adicional durante ese período de transición».
Agencias