Pese a las fuertes medidas de seguridad de las autoridades migratorias en Estados Unidos por cerrar los accesos a la migración, este fenómeno de desplazamiento de personas ha seguido en incremento, pero ahora con el agregado de que es mayor la cifra de jóvenes y niños que por su cuenta y sin ayuda de adultos emprenden el viaje, que habitualmente concluye con la deportación y el maltrato.
El éxodo de jóvenes comenzó el año pasado
El padre Francisco Gallardo López, encargado de la Casa del Migrante de la Diócesis de Matamoros, reveló que desde el año pasado se registró un marcado incremento de menores que intentan cruzar a Estados Unidos, los cuales llegan solos desde Centroamérica o son procedentes de diversos estados de este país.
En muchos casos las autoridades de ambos países han perdido la capacidad de atención para los niños viajeros porque se han enfocado más a la deportación de personas hacia sus países de origen y se olvidan de que a los menores se les está dando un trato de delincuentes.
El párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes indicó que en su caso, la Casa del Migrante solo atiende a los jóvenes y adultos, pero los menores son canalizados al Sistema DIF, donde se les da atención y les brindan la ayuda necesaria para regresar a sus lugares de procedencia.
El Instituto del Migrante da apoyo a los deportados
Por su parte, el director del Instituto Tamaulipeco del Migrante, Juan Triana Márquez, reveló que durante este mes se superarán las cifras de captación de deportados en Matamoros (900), pero de manera regular se les estará brindando la atención requerida.
Expuso que aunque los hombres adultos de entre 22 y 45 años lideran las estadísticas de desplazamientos y después las mujeres, poco a poco los niños se van sumando a este éxodo en busca del “sueño americano”.
Dijo que por las estadísticas que va registrando el Instituto, se sabe que la migración en gran parte procede de zonas rurales y urbanas en cantidades muy similares en el caso de los adultos, mientras que en el caso de los infantes, éstos emprenden el viaje principalmente de las áreas urbanas para encontrar a sus familiares, o bien para escapar de la pobreza y la inseguridad.
El problema para los menores es que su inmadurez física y mental, así como el desconocimiento del idioma y de las leyes del lugar donde arriban, son factores que muchas veces los convierte en víctimas de violación a sus derechos humanos y deportación.
Enrique Chávez