Gaceta

Presupuestos que quitan el sueño

23/10/2018 – Con el cambio de gobernadores en las nueve entidades que tuvieron elecciones locales este año y el arranque de las administraciones, algunos estudios financieros demuestran que quienes asumen la titularidad de los poderes Ejecutivos, enfrentan problemas económicos serios, entre otras cosas, porque los ingresos propios de las entidades son muy limitados y dependen en gran medida de los recursos que son enviados por la Federación.
Esto último, ya sea como participaciones federales directas a los presupuestos estatales o vía programas específicos que todo mundo conoce como ramos, es decir, el 23, 33 o los llamados fondos específicos de inversión.
Casos como el de Chiapas, es más que patético y objeto de todo tipo de reclamaciones por las entidades que más recursos generan a partir de los impuestos y derechos.
Del presupuesto programado para Chiapas, el 96 por ciento se refiere a las aportaciones que hace el Gobierno de la República a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con el 96 por ciento, mientras que, sólo el cuatro por ciento se obtiene de ingresos propios, es decir, de los impuestos y derechos que entran a las arcas del gobierno que dejará el verdista Manuel Velasco al regeneracionista Rutilio Escandón, quien tendrá como 90 mil millones de pesos para el primer año de su administración.
Desde luego, hasta que se llevan a cabo análisis profundos y se obtienen datos que se pueden cruzar con variables de impacto social, desarrollo y el supuesto progreso de las entidades, se alcanza a visualizar la realidad, esa que, al menos en las nueve entidades que tienen gobernador tras las elecciones del uno de julio pasado, en lo financiero es crítica.
La gran bronca de los gobernadores, que podrías extrapolar a los municipios, por aquello de que, en Tamaulipas como en muchas entidades del país, también hay alcaldes nuevos, quienes, tras analizar los números de sus Tesorerías, debieron percatarse ya de que el sueño de ser alcaldes debió de quedarse en sueño, ya que, las finanzas en ambos niveles de la administración pública, están para no dormir de las preocupaciones.
Para el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, Alfonso Ramírez Cuéllar, la falta de capacidad de los estados y municipios para obtener ingresos propios, los ha llevado a endeudarse hasta con la banca privada como única alternativa para cumplir con aquellos compromisos que hicieron durante sus campañas.
Incluso, hay una referencia en el sentido de que, más de la mitad de los ingresos propios que tienen las entidades, las destinan al pago de las deudas adquiridas en años anteriores o en administraciones pasadas, de ahí que, con el paso del tiempo entran en agudas crisis ya que, los recursos que agregan a sus presupuestos, pero, que provienen de la Federación vía participaciones, no los pueden usar pago de pasivos, por lo regular, cada peso enviado por la Secretaría de Hacienda está etiquetado y es auditable.
A esto último se debe que, nos enteremos de casos de desvío de recursos federales por parte de las entidades, en el entendido de que, lo hacen para pagar o realizar acciones que no pueden llevar a cabo con recursos propios y lo malo de ello es que, cuándo son observador, tienen que regresar el dinero y se quedan en aprietos mayores ya que, ni usaron el presupuesto para las acciones etiquetadas por la Federación y de nada sirvió que lo invirtieran en otro tipo de necesidades, ya que, para regresarlo, tiene que ir a pedirlo prestado, porque ya no lo tienen.
El punto es que, las entidades del país, adolecen de capacidad para obtener ingresos propios, de ahí los endeudamientos, de acuerdo con la explicación del investigador Carlos Brown del Programa de Justicia Fiscal perteneciente al Centro de Análisis e Investigación FUNDAR.
El hombre considera que los ingresos de la mayoría de los estados, es ridícula y sus dudas se incrementan porque no recaudan lo suficiente para cumplir con sus obligaciones, así que, las participaciones comprometidas y las aportaciones etiquetadas, los atan de manos, para, en realidad aplicar recursos a las necesidades de sus poblaciones.
Por otro lado, los investigadores, señalan que la forma en que se construye el presupuesto de las entidades y los municipios genera inmovilidad a los responsables de la administración, ya que no recaudar lo suficiente para pagar los préstamos y recursos federales de los que no pueden echar mano de manera libre, ha propiciado que se descuide el gasto social y hasta los servicios elementales de las ciudades y comunidades.
Esto, explica porque en el terreno de las realidades, los presupuestos apenas alcanzan para pagar a los empleados y atender las necesidades de educación, salud en infraestructura, por tanto, el anuncio del presidente electo, Andrés López Obrador, en el sentido de que a Tamaulipas le respaldará con más de tres mil millones de pesos para obras, es un buen inicio.
El asunto es que, se antoja que es poco, respecto a las necesidades que tiene Tamaulipas y demasiado poco si lo comparamos con los 20 mil millones de pesos que dijo el próximo presidente mexicano, que le dará Nuevo León, para la realización de obras, como la Presa Libertad que servirá para garantizar el abasto de agua, que son como unos cinco mil millones, les dará 10 mil para programas sociales y lo suficiente para terminar obras de penales y otro tanto para la rehabilitación de la refinería de Cadereyta.

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