Un abuso, la política sobre persecuciones

Agencias 21/04/15.- La política que tiene el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) en relación con la persecución de vehículos –que permite que la policía estatal les dispare si huyen– está desfasada de los estándares nacionales que han ido evolucionando, señalan expertos.

Los riesgos
En Texas, de manera especial, las persecuciones de motocicletas tienen un alto riesgo, de acuerdo con una investigación realizada por el periódico Austin American-Statesman. Cifras del DPS corroboran que siete motociclistas murieron durante seguimientos a alta velocidad entre el 2006 y 2010, un índice de fatalidades que es tres veces mayor que el de conductores de otra clase de vehículos. La revisión que llevó a cabo el periódico también encontró que las dos terceras partes de ese tipo de operativos entre el 2006 y 2010 sobrepasaron las 100 millas por hora: un índice cuatro veces mayor que el utilizado para perseguir automotores de otras categorías. Agentes de la Policía Estatal de Texas –los denominados «troopers»– detuvieron entre 2 y 3 millones de conductores al año, y persiguieron a unos 900 cada año. Las motocicletas forman parte de un pequeño subgrupo, ya que los oficiales han perseguido entre 75 y 100 motociclistas al año, según el análisis de las estadísticas de la agencia entre el 2006 y 2010, que fue realizado por el periódico.

No van a suspender
Aunque algunas agencias de todo el país limitan las persecuciones de motociclistas sólo a los criminales más peligrosos, Texas no hace distinción entre ofensores menores y mayores que huyen. “Una vez que el conductor toma una decisión consciente de evadir la ley, automáticamente está cometiendo una felonía y poniendo en peligro al público”, comentó Tom Vinger, portavoz del Departamento de Seguridad Pública. También es mucho menos probable que el DPS suspenda la acción una vez que ha empezado. Un estudio importante efectuado en el 2008 por la Asociación Internacional de Jefes de Policía, encontró que los departamentos suspendían en promedio el 9 por ciento de sus persecuciones. Para los policías estatales de Texas, ese número es de tan sólo el 3 por ciento.

Uso de armas
En el 2012, el «trooper»’ Abraham Martínez dio por terminada la persecución de un hombre que iba a bordo de una motocicleta y que llegó a velocidades de 130 millas por hora derribando su vehículo, al dispararle y herirlo. Después de la persecución, Steven Gaydos fue bajado de la motocicleta. DPS asegura que aunque a sus policías les tiene limitado el uso de las armas a situaciones en las que el oficial considere que el sospechoso le puede causar daño a él o a otra persona, la agencia asegura que sigue siendo necesario el uso ocasional de las armas de fuego contra los vehículos. Martínez le dijo a su supervisor que necesitaba dar por terminada la persecución para evitar lesiones graves y posiblemente hasta la muerte, de acuerdo a la transcripción de una entrevista con el DPS. El año pasado, a Martínez lo suspendieron durante tres días sin derecho a recibir su sueldo. Dos meses antes del caso de Gaydos, las políticas de la agencia fueron escudriñadas cuando un policía estatal del sur de Texas disparó desde un helicóptero contra una camioneta que iba huyendo y se cree que contrabandeaba inmigrantes. Murieron dos guatemaltecos que iban ocultos bajo una lona en la caja de la camioneta. Desde entonces, la agencia modificó sus reglas para definir en qué momento los policías pueden usar sus armas durante ciertas persecuciones.

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