22/08/18.- Hay una gran diferencia entre este Cruz Azul y el de torneos anteriores, más allá de la obviedad de los puntos. Y es que todo le sale bien. Es decir, cuando se enchufa puede dar partidos en un nivel muy alto, pero cuando no, logra sobrevivir sin pasar los sinsabores de antaño. Anoche, con lo mínimo venció a un Toluca golpeado por las lesiones, y se fue con tres puntos más que lo reafirman como el mejor equipo -de manera indiscutible- de este campeonato.
Y es que Pedro Caixinha ha logrado convecer a sus jugadores de su sistema al cien por ciento; si este equipo debe atacar, sabe cómo hacerlo; si debe aguantar, ahora sí, sin traumas de por medio, lo ejecuta a la perfección. Porque ayer apostó a lo segundo al terminar con tres centrales y tres contenciones, al verse frenado en lo primero con todo y su apuesta de poner a sus dos centros delanteros de arranque. Y le funcionó. En este Cruz Azul cuando no se puede jugar bonito, importa ganar a como dé lugar.
De entrada, Pedro Caixinha quiso ser más ofensivo que de costumbre y se animó a mandar a la cancha a sus dos ‘9’ omo titulares. Sí, el portugués apostó por el buen momento de Martín Cauteruccio y Milton Caraglio para lastimar a los Diablos, acompañados en las bandas por Elías Hernández (derecha) y Roberto Alvarado (izquierda), quienes tenían la libertad para hacer recorridos hacia el centro o intercambiarse de lado.
Atrás, el portugués también modificó con el regreso de Pablo Aguilar a la zaga, luego de cumplir su suspensión, y la alineación de José Madueña por el suspendido Gerardo Flores. De ahí en fuera estuvieron los mismos hombres a los que ha recurrido Pedro en la temporada.
Y a diferencia del juego contra León, Cruz Azul empezó enchufado, sin dar facilidades en sector defensivo, y adelante, tanto Caute como Caraglio se botaban algunos metros atrás o hacia alguna banda para darle opción a sus compañeros. En uno de esos movimientos, al minuto 7, el uruguayo recibió un pase de Elías y pisó el acelerador rumbo al área, aunque ya llegó con poco ángulo de tiro por lo que su disparó tocó las redes por la parte de afuera.
Toluca respondió a esta jugada con un centro de Luis Quiñones que le quedó al Quick Mendoza, pero su remate se fue desviado. Los Diablos, de entrada, propusieron un juego de ida y vuelta, a cada arribo de La Máquina habia alguna respuesta del visitante; aunque muy pronto Hernán Cristante tuvo que modificar por la lesión de Antonio Ríos, a quien retiró por Adolfo Domínguez.
El partido transcurría sin ninguna opción clara, y a la media hora Cauteruccio hizo una buen jugada por sector izquierdo, sacando un centro que encontró a Caraglio; sin embargo, el argentino no pudo conectar un cabezazo potente, pues Cristian Borja se atravesó oportunamente para su causa.
La Máquina tenía el control del juego, jugaba con paciencia y parecía cuestión de tiempo para que lo reflejara en el marcador. Los centros iban y venían, así como los disparos de larga distancia. Y de uno de ellos vino un error muy marcado para un portero de la experiencia de Alfredo Talavera.
Al minuto 34 Rafael Baca tomó la pelota por sector derecho, recortó hacia el centro y disparó, pero justo a la posición de Tala; sin embargo, y para sorpresa de todo el mundo, el portero escarlata escupió el tiro al centro del área, donde apareció Cauteruccio sin marca y con toda la convicción de no desaprovechar el yerro para anotar el 1-0.
Cruz Azul ya ganaba el partido frente a un Toluca que no encontraba la manera de quitarle la pelota y para colmo de males, Cristante tuvo que sacar a Enrique Triverio por lesión y meter a Amaury Escoto, el segundo movimiento obligado antes de que concluyera la primera mitad.
El equipo de Pedro Caixinha intentó ampliar su ventaja, pero se notaba acelerado y ansioso, al grado de fallar pases cantados que hubieran dejado en buena posición a sus receptores. Así se marchó el cuadro celeste al descanso, con la ventaja mínima y el momento del partido.
Para el complemento Toluca tomó más riesgos, razón por la que Pedro empezó a mover su banquillo. La apuesta de los dos ‘9’ se terminó pues decidió sacar a Cauteruccio para darle entrada a Javier Salas y reacomodar a su equipo en un 4-3-3, con tres contenciones naturales.
Bajo este sistema,Roberto Alvarado armó al 62′ una jugada individual, en la que arrastró la pelota adelante de la media cancha, pero la buena marca de Osvaldo González provocó que nunca se pudiera acomodar para el tiro, por lo que sacó un disparo bombeado sin problemas para Talavera. Cruz Azul ya no tenía la misma presencia ofensiva y Toluca empezó a crecer en el juego.
Tres minutos más tarde, los Diablos tuvieron su oportunidad más clara, cuando William da Silva logró plantarse frente al marco de Chuy Corona, aunque mandó su disparo muy arriba.
Toluca se veía cada vez más incisivo, razón por la que Caixinha apostó todo al contragolpe, sacando a Caraglio y metiendo a Édgar Méndez. Tres velocistas (Elías, Alvarado y Méndez) para tratar de liquidar este partido. Y al 74′ estuvo cerca con un disparo de Elías que se escurrió de manera dramática a un lado del poste derecho de Talavera.
Aunque los Diablos no perdían peligrosidad, cada centro llevaba una dosis de veneno, dejando el final muy abierto para cualquiera de los dos. En un escenario, Toluca podría aprovechar toda la iniciativa que el estaba dejando Cruz Azul, o bien, La Máquina podía sentenciar todo en una contra.
Sin embargo, Pedro ya no quiso esperar más y faltando diez minutos hizo su tercer movimiento, ya para tratar de amarrar el resultado. Sacó a Elías Hernández y metió a Igor Lichnovsky; así, con tres centrales, La Máquina aguantaría los embates finales de Toluca.
Y aunque hubo cierto dramatismo, este Cruz Azul ha aprendido a controlar sus emociones. Sin traumas, miedos o nerviosismo. El equipo de Caixinha tiene empaque, incluso Méndez tuvo el 2-0, pero no cruzó mucho su tiro a la contra. No importa, los tres puntos fueron para La Máquina.
Hoy, el torneo es de Cruz Azul, con un estilo efectivo. Ganar ya se está haciendo su costumbre.
Agencias