Los Hechos

Mentiras verdaderas IV

2/08/2018 – Es falsa la afirmación hecha por algunos, de que el “Grupo Matamoros” haya iniciado una campaña de confrontación contra el resto de las expresiones priístas de Tamaulipas.
La “Carta de Alerta a la Militancia del PRI” que anda circulando en redes sociales, donde se lanzan insultos y acusaciones contra los más variados personajes del priísmo tamaulipeco, dejando fuera a los de allá, con excepción de la senadora LUPITA FLORES, cuya honorabilidad, trabajo, historia y presencia trasciende al encasillamiento de los “ismos”, aparece más como producto de algún pequeño, cuan afanoso “espontáneo”.
Los prohombres de la política tricolor tamaulipeca surgidos de la heroica, leal e invicta municipalidad fronteriza, en principio, son reconocidos en sus tablas, preparación, inteligencia y experiencia, como para conceder sean autores de un documento tan burdo, en su contenido, por no hablar de la pobre e ignorante redacción.
Hablar de que “se empieza a gestar hacia el interior del PRI tamaulipeco un grupo represivo y faccioso, conocido como la Santa Inquisición Política encabezado por un grupo de soberbios e hipócritas, oportunistas y fracasados”, incluyendo a distintos y distantes personajes, en formación, identidad y origen, de suyo anula la seriedad de la expresión.
Que “pretende -el ´grupo´- ocultar su responsabilidad y culpabilidad, ya que ellos formaron y aplicaron soluciones y decisiones que hoy son el resultado histórico de la gran derrota del PRI. Y que ahora quieren con una iluminación religiosa, empezar a culpar a diestra y siniestra, a cuadros políticos destacados que fueron relegados por su soberbia e incapacidad, y (…) quieren llevarlos a la expulsión del partido” pretenderá una afirmación sin punto de referencia.
“Solo buscan venganza y justificar su derrota, bajo una maquiavélica estrategia, que busca colocarse como una bisagra de negociación con el nuevo gobierno de Morena y atacar al actual gobierno estatal”, resultará otra contrapunteante negación, de pretendidas aviesas intenciones, igual por torpes, sin destino.
Si quería -el maquinador de la “misiva”- quedar bien con alguien, seguramente ni las gracias recibió y de dejar en mal a alguien más, menos, dadas las torpezas manifiestas; si alguien algún valor diera a aquellas expresiones, los lamentos serían por los falsos propulsores.
Al PRI, como a todos los partidos políticos con sus actores, cuadros dirigentes, personajes y grupos de interés, lo que les urge en este momento, es encontrar puntos de encuentro para reconstruir, a contrarreloj, la unidad interna.
Ese, que parece un lugar común y se dice fácil, tiene que ver con sumar capitales financieros, técnicos y humanos, con trabajo intenso y sostenido, con incluyentismo, leído como el reparto equitativo y armonioso del pastel electoral y con alianzas productivas que no arriesguen los objetivos superiores.
La gente seria y pensante, en la política, lo sabe; de andar la ruta a las conciliaciones depende su cumplimiento.
La antítesis es aquello: la agresión, el insulto, la descalificación, el etiquete y clasificación de castas que, en los tiempos y retos en ciernes, significan la automarginación a la oportunidad de trascender.
El sindicato de los patrones, con otras organizaciones de la sociedad civil ayer anunciaron el inicio de la jornada nacional para recaudar firmas de apoyo a una iniciativa ciudadana enfocada a acotar cotos de impunidad y el uso de la justicia con fines políticos.

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