Orbe

 “¡Que no tenga cola que le pisen!”

27/07/2018 – Antes de arribar Miguel de la Madrid a la Presidencia de la República, destacaba y prometía que en su gobierno surgiría la “renovación moral de la sociedad”.
Era 1983, el país pagaba la crisis que heredaba José López Portillo y los mexicanos intentaban creer que la ética política se aplicaría tal como debe ser en términos literales.
Pero nada pasó realmente, ni el combate a la corrupción fue más allá de lo que ahogaba a México, al tiempo que muchos reaccionaban: “No es la sociedad la que debe renovarse, sino la cúpula política y la élite empresarial del país”.
Otros, maliciosos, señalaban que De la Madrid nunca había precisado a qué sociedad se refería. Y todo quedó peor que antes.
A la distancia de 35 años de esa fallida promesa política, el electorado mexicano resolvió combatir frontalmente la corrupción que enriquece obscenamente a esa cúpula política.
Aunque la gente sabe que la corrupción no se erradicará del todo, al menos su cáncer dejará de convertirse en una metástasis. Es decir, en un mal generalizado, descontrolado y catastrófico que ya ha matado a una gran parte de la comunidad mexicana.

EL CAMBIO REAL
Como tamaulipecos y como mexicanos hemos visto en los últimos dos años el desenlace de esa evolución de cambio que demoró casi cuatro décadas, y que al final hizo su aparición en Tamaulipas con la victoria del panista Francisco García Cabeza de Vaca, derrotando a su contrincante y echando totalmente al PRI del poder.
Luego vendría el 1 de julio el triunfo de Andrés Manuel López Obrador ganando arrolladoramente la Presidencia de la República, también expulsando al PRI, quizá para siempre.
En ese sentido se observó que durante muchos años la llamada clase política relativizó la moral pública, como si esta fuese una plastilina a la que puede dársele la forma que más convenga a los intereses de los grupos políticos en el poder.
Ese fenómeno de crasa inmoralidad que hundió y aún tiene hundida a la nación, ha llegado a un punto insoportable. Tanto que el PRI, a nivel estatal y nacional, se lamenta gravemente de lo que no pudo remediar, pudiéndolo haber hecho en su momento.
Pero las lamentaciones son inútiles, sobre todo si se carga un desprestigio del que difícilmente se recuperará al extremo de que casi todos coinciden el partido tricolor está a punto de extinguirse.
Dicho de otro modo (por priístas encumbrados), han pasado a la irrelevancia nacional.
El problema ahora es que los cambios que a nivel estatal impulsa el Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, como los ofrecidos por Andrés Manuel López Obrador, son bastante temidos por su fuerza política de aplicar (como tal) las normas morales y atemperar la conducta humana que se salió de control al interior de la función pública.
Los comportamientos éticos dejaron de ser, por tal motivo, una larga serie de ambigüedades, pues cada quien asumía la ética que más le convenía a fin de continuar saqueando el erario y cometiendo un sinfín de delitos que hacían de bastantes burócratas personajes acaudalados, que jamás pensaron que la era de impunidad fuera a concluir.
Y pese a que no son pocos los que se oponen al cambio, estando todos estos muy a gusto en la oscuridad del mal, hoy la nueva política es aplicar el ideal ético en toda la administración pública, municipal, estatal y federal, y lo mismo en todos los poderes que rigen la vida institucional de la Federación y los estados.
De aquí en adelante, como bien lo acaba de expresar el ex priísta y ahora panista Juan José Rodríguez Pratts, el PAN deberá poner el ejemplo al elegir a su nuevo presidente nacional. El primer requisito: que no tenga cola que le pisen. Así serán los nuevos tiempos.

ALMARAZ CUMPLE SU PALABRA
Trasciende que desde el principio de su administración, el gobierno municipal de Óscar Almaraz Smer enfrentó una ciudad atestada al 80 por ciento de baches que era urgente no sólo tapar en forma provisional, sino incluso aplicar por vez primera o nuevamente un reencarpetamiento asfáltico completo en muchas vialidades que tenían años en un irresponsable abandono. Hoy la palabra se cumple y la rehabilitación de calles de muchas colonias y sectores populares, así como de avenidas importantes y una gran parte del centro de la ciudad, son acciones que mejoran la calidad de vida de los victorenses y elevan y dignifican la imagen de la capital de Tamaulipas.
¡Feliz fin de semana!

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