Humildad…
9/07/2018 – Cuando el entonces presidente de la Junta de Coordinación Política, el diputado Carlos García González, salió del edificio del Congreso del Estado con una actitud propia de quien cree no lo merece el suelo que pisa, muchos de los trabajadores miraron al cielo con una sola plegaria, “ojalá y gane”.
Y no, no fue por amor al diputado o porque lo quisieran un poquito que pretendían los trabajadores del Poder Legislativo que ganará la presidencia municipal de Matamoros de la que fue candidato por el PAN, no, la única razón de sus ruegos era no verle de vuelta, que no regresara como diputado.
Algo similar ocurrió en Madero, mucha parte del pueblo le fue perdiendo la fe a otro panista, a Andrés Zorrilla quien todavía es presidente municipal y lo hicieron por los excesos que cometió siendo la primera autoridad, su belicosa actitud contra quien no comulgaba con sus raras ideas, pero más que eso, por su soberbia.
Vaya, a principios de la administración municipal personajes priístas de Ciudad Madero apostaban tres a uno a que Andrés Zorrilla no solo se iba a reelegir sino que tendría mano para posteriormente ser diputado federal y dejar a su sucesor, la única condición que ponían a ello era que conservará la actitud de su primera campaña, cosa que no hizo.
Cometió el alcalde de Madero, además, un pecado capital, se rodeo de ignorantes en temas electorales y error tras error le hicieron gratis la campaña al ahora presidente municipal electo, a un empresario llamado Adrián Oseguera que si bien trabajó para ganar tampoco tenía muchas posibilidades a su favor tomando en cuenta que competía contra quien manejó presupuesto y poder durante casi dos años, la peor estrategia del panista fue cuando quisieron eliminar de la competencia al contrincante con niñerías, fue un autogol la semana que le quitaron de campaña porque significó lo mismo que inyectarle votos.
Ambos derrotados, o casi perdedores si tomamos en cuenta que todavía pueden impugnar las elecciones, cojearon de la misma pata, o lo que es igual, cometieron el mismo pecado, les sobró orgullo y les faltó humildad, la soberbia pues.
Por eso dicen que el tiempo suele ser un maestro cruel, que tarde o temprano muestra el tamaño de cada uno de los personajes, que el creerse semidiós no es lo mismo que serlo, menos cuando en el trayecto se pierde toda noción de la realidad, cuando no se enteran que le están fallando al amigo, a quien los tiene encumbrados.
Hoy Zorrilla y García González son los prietitos en el arroz servido en la comida que se llama elección local, vaya, se tenía presupuestado perder todos los municipios de bajo presupuesto donde no se tuvo éxito, es más, también se podían esperar derrotas en Victoria o quizá Tampico pero no en dos de los municipios más importantes para el Estado en materia de hidrocarburos como son Matamoros y Madero que tienen un futuro halagador si se toma en cuenta que vienen inversiones muy fuertes que beneficiarán a ambos.
Pero bueno, eso ya pasó, lo que sigue es aprender las lecciones y para ello Zorrilla y García González pueden convertirse en un buen ejemplo para los panistas, para que se vean en esos ojos y regresen a lo que han sido, para que retomen la fórmula que hizo exitoso el proyecto de su ahora Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca que no fue otra cosa que escuchar a todos, entender que todos los votos cuentan, resolver o por lo menos interesarse en los problemas de todos, así, siempre con la palabra todos y no las que son favoritas de muchos de ellos, en particular de los modelos expuestos, yo y nosotros.
Por lo pronto, en el Congreso del Estado de Tamaulipas, ahí donde es mayoría el PAN, deben empezar por entender que el próximo año no van a ganar los distritos muchos de ellos si siguen escondidos de la población con el argumento de que no les alcanza el dinero para resolver necesidades de quienes no son ni de su familia.
Los legisladores locales del PAN, en su mayoría, le han resultado inútiles a la gente pero más a quien es su líder porque hasta hoy las propuestas más importantes han salido del Ejecutivo del Estado o de partidos distintos a la mayoría como el PANAL o el PRI.
Exacto, las elecciones perdedoras de Matamoros y Madero es la lección que necesitan muchos de esos diputados si es que pretenden reelegirse, comprender que ya no habrá un efecto Cabeza de Vaca que les hará ganar sin hacer campaña, más aún, que les caiga el veinte que la soberbia es mala consejera, que tienen encima los tiempos de pedir perdón a su pueblo por dos años de abandono, más aún, que son tiempos de demostrar que pueden hacerle sentir a la gente que sí tienen y van a practicar la humildad.
Sí, también tiene razón, los políticos que ganaron por Morena deben tomar los mismos ejemplos, entender, de entrada, que de no ser por Andrés Manuel López Obrador muchos de ellos no habrían sacado más de un voto, el propio, se colgaron de la ola y lo que sigue es demostrar que son inteligentes, que no les ganará mucha de esa soberbia que muestran en las redes sociales, que podrán controlarse porque de lo contrario en las siguientes elecciones no ganaran nada, menos si no recobran la humildad de reconocer que todavía no son nada, digo, no nos hagamos, algunos de ellos ganaron sin merecer un voto, sin trabajarlo, es más, dio la impresión que solo estuvieron esperando perder para ser llamados a cobrar en los presupuestos de las delegaciones como todos los días lo pregonaron.
Le insisto, a nuestros políticos les falta humildad, tanta que siempre que se refieren a los triunfos lo hacen en primera persona como si quien los eligió, el pueblo, estuviera pintado, ni agradecidos son.