11/06/2018-Una de cal y una de arena. Así es la relación entre el presidente estadunidense, Donald Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-Un, quienes se verán las caras en Singapur para mover sus fichas en este complejo tablero de ajedrez.
Trump se prepara para marcar un gol histórico y ser el primer Presidente de Estados Unidos en funciones que se reúne con un líder norcoreano para intentar conseguir la total desnuclearización de Pyongyang. Y Kim, por su parte, pide el cese de las maniobras militares con Corea del Sur y el levantamiento de las sanciones económicas.
Aunque el tema de los más de 20 mil soldados apostados en el Sur no estará sobre la mesa de negociaciones, Norcorea aspira a firmar un tratado de paz que le dé garantías de seguridad para que Estados Unidos no trate de derrocar al régimen.
La Guerra de Corea (1950-1953) terminó con la firma de un armisticio y nunca hubo un tratado de paz, algo que Trump llegó a insinuar. “Bueno, podría ser, podríamos firmar un acuerdo, como saben ese sería un primer paso y sería la parte fácil, lo difícil es lo que sigue a eso”, dijo Trump, en una conferencia el jueves con el premier nipón, Shinzo Abe. Además, el republicano señaló que podría invitar a Kim a Washington si la cumbre va bien.
El mandamás estadunidense aseguró, de hecho, que no va a imponer más sanciones mientras esté negociando con Pyongyang: “¿Por qué lo haría cuando estamos hablando tan amablemente?”
POSIBLE ÉXITO
Para Jessica de Alba, investigadora de asuntos globales de la Universidad Anáhuac, “el encuentro podría ser exitoso si Trump sigue el script de insistir en que su país busca la total desnuclearización de la península coreana y no un cambio de régimen ni la invasión de Norcorea”.
Se ha visto voluntad por parte de Kim Jong-Un al reemplazar en las últimas semanas a altos cargos de su gobierno a favor del programa nuclear”, señaló la experta, en referencia a la destitución del ministro de Defensa (Pak Yong-Sik), del jefe del Estado Mayor (Ri Myong-Su) y del director de la oficina política del ejército (Kim Jong-Gak). Previamente, el líder supremo de Pyongyang comenzó a desmantelar la base nuclear de Punggye-ri, donde se realizaron seis ensayos nucleares.
Kim tiene mucho más que ganar con el levantamiento de las sanciones económicas, pues Corea del Norte es una sociedad disciplinada que podría llegar a niveles de desarrollo como los de su vecina, Corea del Sur”, indicó De Alba.
Sin embargo, antes de llegar a este clima de “amor y paz”, la histórica cumbre tendía de un hilo, pues así como Trump dejó al mundo sin palabras tras el anuncio de la reunión, volvió a sorprender con la cancelación del encuentro el pasado 24 de mayo y al día siguiente con su marcha atrás para, finalmente, celebrarlo.
En medio de este estira y afloja, las declaraciones de John Bolton, asesor de seguridad de la Casa Blanca, avivaron la tensión tras señalar el caso de Libia como el modelo a seguir con Pyongyang.
El exlíder libio, Muammar Gadhafi, aceptó en 2004 desmantelar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones y del reconocimiento de la comunidad internacional. Ocho años después, Gadhafi murió a manos de rebeldes apoyados por Washington.
Para echar más sal a la herida, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, advirtió a Norcorea que, efectivamente, podría terminar como Libia si no llega a un acuerdo nuclear con Washington, amenazas que cayeron como una cuchillada en la potencia asiática, que suspendió la segunda reunión con Corea del Sur (el primer encuentro inédito fue el pasado 27 de abril) y planteó incluso cancelar la cita en Singapur.
La viceministra de Relaciones Exteriores, Choe Son-Hui, señaló que los comentarios de Pence fueron “estúpidos e imprudentes” y amenazó con un “enfrentamiento nuclear” si la diplomacia fallara.
Que Estados Unidos se siente con nosotros en una sala de reuniones o nos encare en un enfrentamiento nuclear mutuo depende completamente de la decisión y el comportamiento de ellos”, manifestó.
Sin embargo, Kim insistió en su disposición de diálogo mediante una misiva que un alto cargo de su gobierno, el general Kim Yong Chol, le entregó a Trump.
Aún así, el suspense sigue a flor de piel y el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, se encargó de que así fuera tras hacer unos comentarios un tanto inoportunos. El abogado de Trump dijo que “tras la postura firme del Presidente, Kim Jong-Un volvió a arrodillarse y le suplicó que se reunieran”.
Las declaraciones de Giuliani fueron innecesarias y totalmente una metedura de pata. Esperemos que esto no entorpezca la Cumbre”, dijo De Alba.
Éxito o fracaso, el rol Trump frente a la crisis norcoreana podría llevarlo incluso a recoger sus frutos: el Premio Nobel de la Paz, aunque con modestia aseguró que “el único premio que quiero es el de una victoria para el mundo”
Agencias