Eres grande…
31/05/2018 – Un día como hoy hace 27 años DIOS me envió un gran regalo, un ser maravilloso que cambió mi vida por completo, mi primer hijo con el que aprendí a ser madre y ver el mundo de mejor manera, crecimos juntos y hoy sigo aprendiendo de él.
Mi primer gran amor, RODRIGO, llegó un 31 de mayo invadiéndolo todo con su presencia, convirtiendo mis debilidades en fortalezas, iluminado mi existencia, hoy han transcurrido veintisiete hermosos años y sigo aprendiéndole.
Le enseñamos a dar sus primeros pasos y hoy es él quien nos enseña a caminar, con sus acciones me muestra que cada día es una oportunidad para ser mejores seres humanos, que no se debe perder la fe, a tener tolerancia, a luchar para alcanzar las metas, a no dejarte caer por la edad o las circunstancias.
Ya no es el niño que andaba por la casa indagándolo todo, ahora sale al mundo con sueños y proyectos de vida.
Cuando pequeño, al dar sus primeros pasos me aterraba que cayera, ahora lo veo caminar con paso firme, seguro, dueño de sí mismo, pero sus ojos siguen encontrándose con los míos inundando mi alma de amor.
Hoy cumple veintisiete años y sus conversaciones son distintas pero seguirá demostrando el gran amor que tiene por su familia, la vida y todo lo que le rodea.
Aún recuerdo aquellos tiempos en que parecía que un mundo lleno de ruidos y movimientos le albergaba, ese incesante ir y venir, a veces como una tormenta a veces como una suave brisa, era mi pequeño universo, dulce estrella de mis oscuras noches que me regalaba el cielo con tu risa cristalina.
Ahora igual tienes tus ratos difíciles, pero los reflexionas con sensatez y sigues adelante, continúas indagándolo todo por este mundo hostil, te indigna la injusticia y te enoja la desigualdad, luchas por una revolución de buenas acciones y eso agrada, llena de orgullo.
Desde tu nacimiento traté de darte armas para que puedas defenderte, protegerte de las agresiones y el dolor, pero también he tratado de enseñarte a reconocer y darle su justo valor a las cosas, desde la fragilidad de una mariposa, la ternura de un cachorro, hasta la belleza de un amanecer.
Tú mismo has aprendido que si un día las cosas no resultan como tú deseabas existe un mañana en el que todo puede ser distinto, igual aprendiste a luchar por lo que tú quieres lograr, a brincar obstáculos, a no detenerte ante nada, a ser fuerte para llegar a tu meta y coronar tus anhelos.
Ya eres capaz de recorrer el mundo por ti mismo, con paso seguro y firme, porque sé hijo que ya has crecido, que tienes bases sólidas, valores, sensibilidad y pasión por la vida.
A tus veintisiete años ya eres capaz de entregar ternura y comprensión, sabes que se debe ser duro pero justo, la vida te ha enseñado a soportar pruebas con tenacidad y resistencia, ya ERES GRANDE.