Los Hechos

Diálogo de sordos

10/05/2018 – El dos de abril pasado, el representante y secretario adjunto PAN de Tamaulipas, LUIS TOMÁS VANOYE, entregó un oficio en la Junta Local Ejecutiva del INE, con un juego de palabras que, luego se supo, era para solicitarle que organizara debates y los invitara.
22 días después, la instancia electoral le contestó con otro juego de palabras, siempre aludiendo a leyes y reglamentos de ida y vuelta, con lo que ayer se supo, era para decirle: sí, como no, organice usted el debate.
Como el PAN hace más de un mes, los candidatos del PRI al Senado, hace un par de semanas también le plantearon a la representación estatal del INE, la organización del foro donde los pares confrontaran perfiles, ideas y propuestas.
Y la respuesta fue la misma: ustedes avísenme quienes van a participar, cuándo y dónde, quiénes van a ser los moderadores y cuál va a ser el modelo que van a utilizar para debatir, bajo la premisa que no conteniendo tales elementos, las solicitudes hechas carecían de validez.
Para dar cuenta de ello, ayer el Vocal Ejecutivo de la Junta Local, EDUARDO TRUJILLO, convocó a rueda de prensa.
Los reporteros pronto advirtieron la sinrazón en la escena y entonces el funcionario electoral federal corrigió: vamos a avisarle a los representantes de todos los partidos para que se integren a una Comisión de Debates -del Consejo Local- y nos digan qué candidatos están dispuestos a debatir, así como invitar a instituciones y organizaciones de la iniciativa y la sociedad civil, dispuestas a participar en la organización.
Por lo pronto el PAN, esta misma semana, en voz de su dirigente KIKO ELIZONDO, anunció que como “no le dieron respuesta”, ya hizo la agenda de sus candidatos en campaña y no les queda tiempo para participar de debates.
Siendo uno de los tres principales actores en la contienda federal, si no cambia tal posicionamiento, su ausencia en los debates que puedan concretarse, dejará una sensación de insuficiencia, en la valoración de la eventual audiencia.
De origen, es ley y lógica elemental, que con dos candidatos que acepten y participen, puede hacerse la “confrontación” y aunque no es lo ideal, debe partirse de ello, para iniciar esta práctica que, en el escenario presidencial, de ley, ya muestra signos de evolución y abono a las prácticas democráticas.
El primer debate entre los candidatos a la Presidencia de la República, abonó al conocimiento respecto de las variadas propuestas entre la sociedad, pero también para que los candidatos supieran y sintieran del escrutinio público.
Tal vez el mayor aporte del ensayo aquel sea lo que ahora estamos viendo, en la pasarela que de manera individual los candidatos están teniendo ante foros plurales de experimentados comunicadores, cuestionándolos sobre los temas que están en el ánimo ciudadano y hasta de apartados que muchos no habían imaginado.
Salvadas las “discusiones” donde concurren -predominantemente en redes sociales- los sujetos de interés, esos reconocimientos sí están animando las definiciones de una amplia masa de indecisos y hasta algunas reconsideraciones de preferencias “desinformadas”.
Ese es el valor de los debates justamente armados y el imperativo porque terminen de una vez por todas, los “diálogos de sordos” en el escenario político.

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