Ma. Teresa Medina
24/11/17
Si pierden los de abajo, también los de arriba
Si bien la noticia ya no sorprende a nadie, sí nos revela a todos lo que ya no solemos ver:
La forma tan “natural”, incluso “legal” (y hasta ovacionada), en que la concentración de la riqueza sólo fluye a cada momento a favor de una élite minúscula y despiadada, frente a la pobreza de una mayoría que no alcanza a comprender el porqué de su miseria y la tragedia de vivir igualmente pobre desde la cuna y morir bajo ese mismo estigma.
Más sorprendente es, no por sus efectos sociales, que las cantidades fantásticas de dinero que acumulan los ricos ni siquiera tengan propósitos inteligentes.
Dijéramos que con esos dinerales lograran una salud absoluta y prolongaran la vida de ellos mismos y de sus familias 30, 40 o 50 años, valdría la pena.
Pero eso no ocurre ni ocurrirá. Las leyes de la naturaleza son implacables y preparan el juicio final que todos tendremos a la hora de partir de este mundo.
Mucho aprenderíamos de la parábola que Cristo nos enseña en el evangelio de Lucas, donde el rico no se apiadaba de Lázaro el mendigo que lleno de enfermedades y llagas y echado a las puertas del palacio de aquél, ansiaba un poco de las migajas que caían de la mesa.
Al final, el rico y Lázaro mueren. Pero el rico desde el infierno le ruega a Abraham que está en el cielo con Lázaro, que éste moje la punta de su dedo en agua y refresque su lengua, pues está atormentado por las llamas.
La sabiduría milenaria advierte que todos cuanto no se apiadaron de los que menos tienen serán llevados a juicio por las leyes naturales, diseñadas seguramente por un ser superior al que todos conocemos como Dios.
De manera que nadie se va de este mundo sin pagar lo que debe, lo que se robó o el daño y dolor que infligió a los demás. Podremos ser impunes a las leyes humanas, pero no a las leyes físicas que no fallan en su aplicación.
A pesar de esto existen infinidad de individuos contumaces que desafían las leyes naturales. No obstante, todo el tiempo lo vemos, unos encarcelados y otros muy enfermos pagan puntualmente.
Igual los que no cometieron un daño tan enorme, pero nunca como el llevado a cabo por políticos y millonarios que ya viven en el infierno como el que narra Cristo.
Si la concentración de la riqueza continúa provocando que más de la mitad de la población mundial viva en miseria en forma permanente, tratados como animales, lo mismo ocurrirá con esos archimillonarios que así como ven a la gente sufrir, así la gente los verá a ellos sufrir peor, dado que ni su dinero los podrá salvar o rescatar de una desgracia que no verán venir, ocupados en servir a un amo que los esclavizó y los engañó con una falsa felicidad.
Hoy miles y miles de mexicanos viven en las calles, unos porque nunca tuvieron la mínima oportunidad de progresar y otros por los sismos que destruyeron sus viviendas, mientras que los magnates de este país y los políticos que amasan fortunas al amparo del erario, poco les importa su suerte.
Pobre gente, porque bien sabe en su conciencia que su juicio es inminente y que todo lo que explotaron a sus trabajadores y robaron a la sociedad lo tendrán que pagar.
Esperemos que este 2018 electoral permita la reflexión de los poderosos y emerja una nueva sociedad. México necesita ser respetado, pues los tiempos de desolación e impunidad ya son insostenibles. No puede ser que a la vida se le esté despojando de ese sentido natural y maravilloso a cambio de que todos perdamos, incluidos los acaudalados y potentados.
25 MILLONES MÁS PARA PAVIMENTACIÓN
La petición de los victorenses sigue siendo considerada y atendida por el alcalde Óscar Almaraz Smer. El hecho de que la Federación recién enviara 25 millones de pesos a las arcas municipales a efecto de fortalecer el plan de obras y pavimentar cerca de 30 calles más, adicionales a las 125 proyectadas, es una respuesta cabal a la problemática de las vialidades. De hecho, Almaraz cerrará 2017 cumpliendo una meta sin precedente: 150 calles de concreto hidráulico y 126 de asfalto.
AMPLIANDO VÍNCULOS CON UNIVERSIDADES DE EU
La noticia de que la UAT amplía vínculos con universidades de los Estados Unidos no es nueva, pues bien se sabe que el rector Enrique Etienne Pérez del Río trabaja exitosamente en ese proyecto desde hace años. Sin embargo, que hoy sea un legislador norteamericano de origen hispano, Henry Cuéllar, quien apoye la visión de Etienne, enriquece ese vínculo académico con el país más poderoso del mundo.
¡Feliz fin de semana!