Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

21/11/17

La vejez. Destino inevitable.

Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer. Sir Francis Bacon.
Hoy quiero ser particularmente muy retórico y muy solemne con el tema a tratar ya que nos incumbe a todos. En alguna ocasión el excelso escritor argentino Jorge Luis Borges afirmó que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos y en esa línea de criterio podemos afirmar, sin recato ni temor a equivocarnos que la vejez tiene la fuerza que le da su esencia de ser ineludible e inexorable, es decir, es un destino inevitable para todos.
El ser humano evade los temas incómodos como lo son, entre otros, el de la muerte y el de la vejez; preferimos vivir nuestros años de fuerza o juventud como si no fuéramos hacernos viejos o peor aún como si no fuéramos a morirnos jamás. Trataré de abordar el tema de la vejez desde dos aristas, la financiera y la humana o existencial.
Desde el punto de vista financiero debemos aplicarnos con disciplina en aquello de los gastos y de los ahorros a largo plazo sin pretender que nuestro futuro nos esclavice. Las estadísticas de los expertos arrojan un desparpajo en la actitud de los mexicanos con respecto al tema de la vejez que se traduce en falta de previsión para el retiro; es decir no nos sentimos responsables por el viejito que llevamos dentro.
Quédese perplejo apreciado lector con la siguiente numeralia que cuando la obtuve me quedé helado, pues me pusieron el dedo flamígero del juicio inteligente en la llaga de mi futura vejez. El 60% de nosotros los mexicanos estamos convencidos de que Dios proveerá en esa etapa de nuestras vidas, y como somos muy buenos para repartir culpas en ese mismo estudio se proyectó que 80% de nuestros connacionales opina que el gobierno tiene la impostergable obligación de ver por la ciudadanía cuando ya no puede trabajar, qué cómodo es tener siempre a quien echarle las culpas de nuestras cosas. Un dato muy triste y quizá muy irresponsable es el de aquellos que pretenden ser un peso en el monedero de los hijos ya que el 50% de los mexicanos esperan que sus hijos los mantengan en la ancianidad.
En este tenor, mi querido lector, permítame decirle que, como dice la columnista Edith Esquivel, estamos conformados por dos entes existenciales que son el “Yo-presente” y el “Yo-futuro”; el primero es responsable de la conformación del segundo. Debemos tener la voluntad para cuidar a nuestro “Yo-futuro” que somos nosotros mismos pero sin la fuerza que hoy tenemos, de tal forma que cada irresponsabilidad que cometamos en las finanzas presentes afectará directamente nuestro desempeño en la economía que nos toque vivir. Y dicha circunstancia recaerá sobre un ser querido y si no existe tal persona en nuestro futuro, dicha situación será bastante penosa. Mientras pueda, diseñe un plan de retiro que le permita una vida digna, no se arriesgue, no le apueste a depender de otros.
Debo reconocer que lo mío no es precisamente la ingeniería financiera sino más bien la parte humana y filosófica de la vida presente y futura. Debemos atender nuestra vejez futura como bien lo dice Sir Francis Bacon en la frase supra escrita: con buenas relaciones que formemos en nuestro pasado y nuestro presente de amistades preciosas y precisas que nos den certezas y afectos sinceros. Amistades en las cuales necesitemos recargarnos en su espalda para mirar al mundo que nos mira y seguir andando el fascinante camino de la vida que nos ha tocado vivir.
Sin olvidar que aquello de las relaciones positivas y perdurables obedecen directamente a la ley de la siembra y la cosecha, sabiendo sembrar y cuidar nuestro entorno de familiares y amistades para cosechar relaciones espléndidas que nos apoyen cuando en nuestra vejez necesitemos de ese sostén. No corramos el riesgo de llegar a esa edad a repartir abominaciones, rencores y venganzas, acumulando escepticismo y amargura, terminando muy hermanados con la desgracia y desgranando un rosario de desdichas que nos lleven a racionalizar y justificar nuestros odios sin poder tener con quien gastar nuestros ahorros en caso de haber diseñado un buen plan de retiro.
Usted, amigo lector, puedo externar que, con la ayuda de Dios, disfruta todas las cosas buenas que su yo-pasado se esforzó para darle: hizo ejercicio y comió sanamente, así que hoy puede verse al espejo sin complejos, y tiene energía y salud para enfrentar la batalla del día a día. Si su yo-pasado buscó la relación satisfactoria con su familia y amigos que hoy le puede dar gratos momentos, felicidades; está Usted diseñando con inteligencia emocional sus días futuros cuando más importante es tener un oído que nos escuche y un hombro en el cual apoyarnos.
El tiempo hablará.

 

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