De política y cosas peores

Armando Fuentes

19/03/15

Facilda Lasestas le dijo al cirujano plástico: «Doctor, tengo un problema. Llevo ya siete operaciones para estirarme la piel, y ahora cada vez que cierro los ojos se me abre todo lo demás». Dos muditos riñeron en la vía pública. Llevados que fueron ante el juez éste les pidió sus nombres. El primero se persignó y luego silbó una melodía. «Cruz Silva», anotó el juzgador. El otro mudito encendió un cerillo y se lo llevó a la parte posterior. Le preguntó el juez: «¿Y cómo te apellidas, Luciano?». Muy atinadas fueron las palabras que Olga Sánchez Cordero Dávila le dijo a Eduardo Medina Mora, el enviado del Presidente Peña Nieto, al recibirlo como nuevo ministro de la Corte. No me sorprende la sindéresis de la señora; lo que me sorprende es la palabra «sindéresis», cuyo significado desconozco. Permítanme un momento; voy a buscarla en el diccionario. «Sindéresis: Discreción, capacidad natural para juzgar rectamente». Ahora tampoco me sorprendo: la ministra Sánchez Cordero tiene, por lo Dávila, raíces en Saltillo, y las cualidades de discreción y recto juicio son ínsitas a quienes en cualquier forma están relacionados con esa hermosísima ciudad. Ahora me sorprende la palabra «ínsitas». Tendré que regresar al diccionario. «Ínsito. Propio y connatural a algo». (Nota de la redacción. Le advertimos a nuestro estimado colaborador que si hace una visita más al diccionario daremos por terminada nuestra relación laboral con él. Aun tratándose de un conflicto entre particulares es posible que la secretaría de Gobernación meta su cuchara y diga que es deseable que se resuelva este diferendo. Con eso buscará evitar que el Presidente sea involucrado en el problema. Sin embargo nos mantendremos firmes en nuestra postura.). La ministra Sánchez Cordero hizo una velada admonición al recién llegado Mora, admonición cuya elegancia no le quitó severidad. Le dijo: «. Lo recibe, señor ministro, una Corte que. ha vivido transformaciones que, hay que decirlo claro y fuerte, no tienen marcha atrás.». La propia ministra caracterizó a la institución como «plural, neutral, independiente y colegiada». A ti te lo digo, Mora; entiéndelo tú, Los Pinos. El discurso de la ministra disipó, siquiera sea en parte, el temor que tengo de que la llegada de Medina Mora al máximo órgano de justicia de la Nación entrañe una acometida del Poder Ejecutivo para buscar el control del Judicial, lo cual significaría un grave retroceso en la vida democrática de México. Por su parte las palabras de respuesta del nuevo ministro me parecieron sumamente infortunadas. Los duros señalamientos a que dieron lugar su candidatura y posterior designación lo llevaron a asumir una actitud de humildad que le restó prestancia, y aun dignidad. Llegó muy golpeado por las críticas, y eso lo llevó a sobajarse a sí mismo en modo innecesario. A fin de congraciarse con sus nuevos colegas y con la opinión pública se mostró sumiso y obsequioso. «Vengo a aprender», dijo. Hubo momentos, me da pena decirlo, en que tocó los límites del servilismo, como cuando ofreció servirles el café a sus compañeros. Hacer eso no es lo mismo en México que en Estados Unidos. Mal paso fue el primero que Medina Mora dio en la Corte. Quiso mostrarse humilde y se vio lagotero. (Me disculpan, pero no puedo ya ir al diccionario a ver qué significa «lagotero»). Doña Frigidia es la mujer más fría del planeta. Su desdichado esposo, don Frustracio, le contó a un amigo: «Mi mujer me está engañando: los dolores de cabeza le dan con el vecino». Don Ultimiano, tembloroso, preguntó: «Doctor: ¿es grave lo que tengo?». Respondió el facultativo: «No se lo puedo decir, pero si yo fuera usted no empezaría a ver esa nueva serie de la televisión». En el café se hablaba de política. Dijo uno: «La República anda mal. Si Juárez estuviera vivo ¿qué haría?». Respondió Babalucas: «Gritaría pa que lo sacaran de la caja». La faldita usada por los escoceses se llama kilt. ¿Cómo se puede distinguir entre los diferentes clanes? Si abajo del kilt el hombre lleva una big, es un MacDonald. Frase poco célebre: «Hace falta bastante madera para hacer una cuna, pero sólo un palito para llenarla». (No le entendí).FIN.
MIRADOR.
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Variación opus 33 sobre el tema de Don Juan.
Doña Inés y Don Juan llegaron al mismo tiempo a las puertas del Cielo.
Ella iba vestida con su hábito de novicia; él lucía sus más lucidas galas de galán.
San Pedro, el portero celestial, vio a Doña Inés y le dijo:
-¡Entra, doncella virginal, espejo de virtudes, ejemplo de pureza y castidad! ¡Ocupa, inocente niña, el sitial que te espera en la morada de la bienaventuranza! ¡Tú pudor y recato te han ganado el Cielo!
A Don Juan le dijo el apóstol de las llaves:
-Tú no puedes entrar, réprobo. Irás a la mansión de las eternas sombras donde sólo se escuchan llantos y crujir de dientes. Sedujiste a muchas mujeres. No eres digno de estar en el paraíso.
Al oír aquello Doña Inés apresuró el paso y dijo para sí:
-¡Qué bueno que a mí no me preguntó a cuántos hombres seduje!
¡Hasta mañana!…

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