Jorge Alberto Pérez González
01/10/2017
Nada que comentar
Hoy algunos festejan un año completo de alternancia en el estado de Tamaulipas, otros en cambio lloran de amargura al haber perdido el trabajo, las canonjías o de plano las oportunidades, cuestión de enfoque, Tamaulipas sigue igual que en el pasado.
No se puede hablar de progreso cuando no hay inversión pública, no se puede hablar de riqueza cuando no hay inversión privada ni se puede pensar en ascenso social cuando los incrementos por las prestaciones laborales no son los que se esperaban.
Los gobernantes no son ya, gracias a las redes sociales, los intocables de la humanidad, tan es así, que se les recuerda una y otra vez, que deben de trabajar por el bien común, pero como se les olvida, los memes y los registros de antaño sirven para presentarlos ante la sociedad como lo que verdaderamente son, oportunistas y vanidosos.
Lo bueno del incremento de la participación social en redes, es que la noticia viaja rápidamente, esto permite que se exhiban las triquiñuelas de algunos en el momento mismo en que suceden, por eso hoy la facilidad de contar con un teléfono inteligente, hace que se corrijan yerros monumentales como los sucedidos en el estado de Morelos.
Esta es la verdadera función periodística en las redes sociales, documentar al instante los hechos, para virilizarla en cuestión de segundos y hoy cualquiera tiene una grabadora y una cámara de video en el bolsillo.
La época de manipulación mediática ha cedido el espacio a las redes sociales, la verdad está ahí, aun cuando a veces se oculte.
Los grandes perdedores son los políticos, pues en menos de un minuto, no menos, en menos de cinco minutos, la noticia ya circuló y cada quien le da la interpretación que quiere.
La incongruencia se refleja de inmediato y los errores cuestan, la imagen de entes superiores de la clase política ha sido derruida junto con la ambición de seres que solo desean administrar, pero no hacer política.
Por lo anterior me gustó lo que escribió Andrés Castuera-Micher esta semana: “Es mentira, no se suspendieron las clases… Se cerraron las escuelas porque la lección de hoy era en las calles…
Aprendimos que la Madre Tierra nos va a repetir la lección las veces necesarias hasta que dejemos de olvidarla. Aprendimos que el 19 de septiembre puede repetirse otro 19 de septiembre. Un hombre con una sola pierna y dos muletas me enseñó que no hacen falta dos pies para salvar una vida.
Una señora de más de noventa años me dejó claro que la edad y el cansancio no son pretexto cuando alguien más está en desgracia. Los estudiantes nos han dejado, una vez más, para que lo anotemos de una vez por todas, que tienen lo necesario para tomar la historia entre sus manos… La ciudad nos recordó que se puede caer en cualquier minuto, para que dejemos de jugar en los simulacros. Los más pobres nos dieron una clase de matemáticas esenciales:
Donde come uno, comen cuatro.
Aprendimos que el uniforme de los soldados también se mancha de polvo, de lágrimas y de sudor. Supimos, de buena fuente, que hay un mazo en cada mano dispuesto a golpear sin cansancio la roca hasta llegar a los alientos atrapados antes de que se extingan. Nos quedó claro que las piedras son muchas, pero que las manos son más. Se nos reveló que tenemos millones de hermanos y hermanas…Que no somos egoístas, que sólo estábamos distraídos… Repasamos por nuestras entrañas, el dolor de las grietas y las varillas vencidas por el peso del concreto cansado. Descubrimos que el sudor no tiene mal olor, que más bien huele a esperanza. Aprendimos que debemos sonreír a cualquiera que se cruce en nuestro camino porque nos demostró que es capaz de levantar piedra tras piedra hasta rescatarnos con vida… Es mentira, no se suspendieron las clases, sólo se cerraron las escuelas, con el fin de aprender y memorizar los sonidos del silencio… Esta lección nos recordó que los que tienen el poder, sólo piensan en el poder. Y, a los adultos, les tatuó una plana en el alma que dice: «A los jóvenes sí nos importa lo que está pasando». Para que repasemos lo que tenemos que sentir derrumbados para no olvidarlo cuando estemos en pie… ¿Quedó clara la lección?
México, ya puedes abrir las puertas de tus escuelas… Ahora sí tenemos algo que enseñarle a nuestras niñas y niños”.
Del Primer Informe en Tamaulipas, NADA QUE COMENTAR.