Jorge Chávez
22/08/17
La filosofía de los corruptos
Cualquier decisión, pequeña o grande, tiene impacto en el mundo. Marty Byrde.
Esta semana tuve la oportunidad de escuchar un ejercicio intelectual de ficción en la serie “Ozark” que transmite Netflix, que a su vez me hizo tener yo mismo mi propio ejercicio intelectual para encontrar una respuesta práctica, no muy romántica, en lo referente al mundo de las drogas que a la par de la corrupción parece ser que es un mal que no acabará nunca y nos acompañará por saecula saeculorum.
La serie en cuestión aborda la tendencia a justificar la proclividad al dinero de la sociedad de hoy en día con un realismo cruel que podríamos decir que raya en el absurdo, más bien está dentro de los límites de lo justamente catalogado como una de tantas locuras cuerdas, así como la corrupción rampante que al parecer no tendrá fin y que lo vemos como una dinámica o logística de vida no aceptable pero aceptado de hacer las cosas.
Después de ver esta serie yo le preguntaría a usted amigo lector ¿Qué tanto le gusta el dinero? y ¿Qué sería capaz de hacer con tal de tener mucho dinero? Lo polémico de esta trama es que su punto de partida es la familia con un hombre que podemos catalogar por su apariencia como un padre y marido ejemplar; es justo ahí donde me terminó de cautivar para trasladar dicha ficción en un ejercicio hipotético a las expectativas de convivencia como familia en la realidad cotidiana en la posible y remota presencia de dicha corrupción. Queridísimo y dilecto lector, encontré la respuesta a la corrupción de nuestra clase política. No se emocione tanto ya que no encontré la solución, más bien encontré la razón de ser de la corrupción.
Sin ánimo de echarle a perder su visión de esta serie, en caso de que no la haya visto, le aterrizo un fragmento de esta serie en donde una maestra está frente a un grupo de niños de primaria instigándoles a que firmen un documento donde se comprometen a no usar drogas diciendo lo siguiente: Un compromiso es algo que tomamos seriamente y que juramos nunca romper. Las drogas son la fuerza más destructiva que afecta al mundo hoy en día. Es importante desarrollar nuestro código moral personal a la par de la presión social.
Ante este diálogo el hijo menor del protagonista le responde a su maestra: Las drogas aumentan la economía e influyen en el producto interno bruto de cada país. Sería genial que la gente no se hiciera adicta a las drogas pero en la vida real es adicta y para conseguirla tiene que comprarla y el narcotraficante lo considera justo para llevar el sustento a su familia y que no mueran de hambre, necesitan casa, ropa y auto. Incluso hay una teoría que dice que el dinero de las drogas era el único medio que prevenía el colapso de la economía global en el 2008, el año en que los bienes raíces colapsaron en los Estados Unidos, en ese entonces el dinero de las drogas era el único disponible para apoyar a los bancos. En ese año 350 millones de dólares confiscados al narcotráfico pagaron puentes, carreteras, salud y probablemente hasta educación. Hasta ahí la cita.
Las drogas y la corrupción es la “locura cuerda” más absurda de nuestro tiempo ya que aun como seres humanos sabemos lo negativo que son frente a un ideal de vida ético y óptimo que pudiéramos catalogar de honorable, pareciera ser que con todos los cursos de valores que hayamos podido impartir en el mundo no los hemos podido erradicar ya que por las evidencias que todos los días vemos en los medios es algo que en el subconsciente colectivo siguen siendo, como ya mencioné, algo no aceptable pero aceptado de hacer las cosas.
En este tenor los corruptos no tienen el menor empacho de racionalizar con sus esposas e hijos y su familia en general la razón de ser de sus ingresos desproporcionados, simplemente aluden a los beneficios materiales que ese estilo de vida les pueda dar y asumen que si no lo hacen ellos aquí y ahora, otros que vengan lo harán y ellos se perderán la oportunidad de tal beneficio que la vida les ha puesto. Enfatizan en sus vidas aquella legendaria frase anti moral de Joseph Patrick Kennedy, padre del ex presidente de los Estados Unidos que a la letra dice: «No importa lo que eres, sino lo que la gente cree que eres».
Dice un principio de administración que mismas acciones, mismos resultados y si queremos resolver el tema de la corrupción en nuestro país debemos empezar por estudiar la psicología familiar de los corruptos para entender de manera detallada y profunda el mecanismo de voluntad que lleva a una persona a aceptarla como herramienta de vida. El tema da para más pero mi espacio ya terminó querido lector.
El tiempo hablará.