Jorge Chávez
03/08/2017
Las 5 etapas de duelo del PRI en Tamaulipas. (I)
Un pragmatismo sin idea sólo conduce al oportunismo. Manlio Fabio Beltrones.
Las 5 etapas del duelo según la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross dice que los dolientes no atravesarán por ellas en un orden prescrito sino que se trata de un marco que nos permite iniciar un proceso de aprendizaje donde finalmente comprenderemos que es posible convivir con cualquier tipo de pérdida y continuar en una nueva realidad, distinta y distante de la que habitualmente nos desempeñábamos. Esta teoría afirma que luego de una pérdida dolorosa se inicia un proceso por el cual los afectados lidian con esta pérdida que los hace sumergirse en condiciones totalmente diferentes y desfavorables a lo acostumbrado, hasta finalmente encontrar una sana convivencia con lo que en un principio fue tremendamente doloroso.
Estas etapas no suceden en orden sino que vamos y venimos de ellas hasta finalmente aceptar la pérdida o el cambio como un hecho inevitable de la vida; era inevitable la derrota del PRI en Tamaulipas después de tantos agravios acumulados en la memoria colectiva de los ciudadanos; sin embargo la clave de estas etapas es comprender cómo se produce este proceso de duelo y en qué etapa se encuentra.
Motivado por las ansias del PRI tamaulipeco de nombrar un presidente estatal que verdaderamente presida y asuma su nuevo papel de verdadera oposición en la persona de Óscar Luebbert, aterrizo el presente intento de diagnóstico de este instituto político.
La primera etapa del duelo es la negación, cuando una persona se entera de una pérdida dolorosa, su primera reacción es negar la realidad de esta noticia devastadora. Adaptado a la situación política del PRI en Tamaulipas recordemos aquella entrevista de Baltazar Hinojosa a la periodista Maribel Villarreal en la que dijo: Yo no perdí, me ganaron. El comentario nos dejó con cierto nivel de desconcierto pero el diputado federal con reconocido talento político no dejó su naturaleza humana y en lo absurdo de su respuesta proyectó la negación psicológica a la que alude esta teoría. Esa proyección de negación no fue privativo del ahora diputado Baltazar, toda la clase priísta en el estado proyectó de una u otra forma esta etapa de dolor natural ante la pérdida vivida después de las elecciones.
Si bien la negación es una parte normal del proceso de duelo es importante destacar que si se perdura mucho tiempo en ella puede llegar a ser perjudicial ya que al no aceptar lo que les ha ocurrido, no son capaces de enfrentar esta pérdida y seguir delante de la forma más óptima posible.
La segunda etapa es la ira, esto es cuando ya no es posible ocultar o negar la “tragedia” comienza a surgir la realidad de la pérdida y su consecuente dolor. Si bien los sentimientos de enojo estarán presentes con distinta intensidad durante todo el proceso de duelo, es en esta etapa donde la ira toma el protagonismo dirigiéndose este enojo al ser a quien atribuimos la culpa de esta pérdida. No fueron pocos quienes criticaron al equipo cercano de Baltazar como responsables de esta derrota. Se decía que más que aconsejarlo lo adulaban. Incluso se habló de traiciones. Sea cierto o falso esta acusación, la realidad es que en todos esos comentarios de amargura se proyectó la ira aludida en esta etapa. Este enojo se vive con culpa haciendo sentir más enojados aún a los afectados. La frase que podría contener la esencia de esta etapa es “¿Por qué yo? ¡No es justo!”, “¿Cómo puede sucederme esto a mí?” Esta comprensión del “por qué” de las cosas puede ayudar a encontrar una cierta paz. Debajo de esta ira, a veces exagerada, se encuentra el dolor producido por esta pérdida. Si la clase política priísta es capaz de identificar esta ira y expresarla sin temores podrá comprender que ella es parte del proceso de curación.
La tercera etapa del duelo es la negociación, en esta se desea volver a la vida que se tenía antes de la pérdida. Se concentra gran parte del tiempo en lo que los afectados u otras personas podrían haber hecho diferente para evitar la derrota. Las intenciones de volver el tiempo atrás es un deseo frecuente en esta etapa para así haber reconocido a tiempo las causas de la derrota y podar evitarlas. La frase que resume esta etapa es “¿Qué hubiera sucedido si…?” Si Egidio Torre no nos hubiera traicionado, si el candidato hubiera sido tal o cual y agrégale estimado lector los comentarios que usted ha escuchado. Nos quedamos en el pasado para intentar negociar nuestra salida de la herida mientras pensamos en lo maravillosa que sería la vida si la victoria hubiera sido nuestra.
Esta fase del duelo se trata del último esfuerzo para encontrar alguna manera de aliviar el dolor por lo que supone un trabajo agotador para la mente y el cuerpo al tener que lidiar con pensamientos y fantasías que no coinciden con la realidad actual.
El tiempo hablará. (Continuará).