OPTIMUS

Jorge Alberto Pérez González

16/07/2017

El Gobernador

Los viajes ilustran. Sin duda cada recorrido por la geografía tamaulipeca permite aprender algo nuevo, sobre todo cuando se va al volante y se puede sentir el vértigo de la velocidad, pues además de hacer fluir la adrenalina, provoca una sensación de poder, que en muchas ocasiones hace perder la prudencia.
La necesidad de recorrer tramos largos, obliga a veces a tratar de acortar las distancias imprimiendo mayor velocidad al vehículo, ignorando por completo las formas correctas o aceptadas para cubrir un trayecto.
El riesgo es enorme cuando te aplican la ley, puedes recibir desde una amonestación hasta una infracción o cárcel si te siembran, perdón, encuentran sustancias prohibidas.
Como en todo, existen reglas, límites y señalamientos, sin embargo no es raro encontrar por ahí algún desbocado, de esos que pretenden ahorrar tiempo aún a costa de gastar más combustible, quienes ponen en riesgo no solo la estabilidad del auto sino también la seguridad de sus acompañantes.
Ellos, a pesar de las indicaciones claramente expuestas, sugieren a veces hacer caso omiso a las mismas y ante la señal de curva peligrosa, en lugar de aminorar la marcha se aferran al volante emulando las mejores maniobras de Checo Pérez.
En algunos lugares, no aquí en Tamaulipas claro está, se recurre a veces a mostrar «memes» con la figura de un policía de caminos haciendo la señal de alto, estas impresiones muy bien distribuidas sobre todo en redes sociales logran que algunos atrabancados aminoren la marcha, pero no lo suficiente, pues en ocasiones es necesario prender el radar, que es un aparatito electrónico que mide exactamente la velocidad que marca el velocímetro.
Hay quien piensa que eso es invasión de la privacidad, sin embargo no hay espionaje en ello, pues pretende que se cumpla con el reglamento vial.
Aún a pesar de conocer el reglamento, algunos buscan la manera de infringirlo, por la simple satisfacción del abuso y por desconocimiento de las capacidades de las máquinas, esto provoca aún con una excelente lubricación un roce que desgasta y en el momento menos pensado puede saltar una tuerca o un tornillo provocando por lógica, una volcadura un encontronazo o una simple pinchadura.
Cualquiera de esas inconveniencias puede devenir en un cambio de automóvil para poder continuar en el camino.
Por ello y no por otra cosa, es necesario conocer el equipo con el que se cuenta, saber de las limitaciones y las posibilidades, leer el manual y conocer la carretera, en estos casos el desconocimiento de estos factores puede causar la muerte o cuando menos la pérdida de confianza, por lo que en un futuro el conductor tal vez se vea en la imperiosa necesidad de viajar solo y de regreso a casa.
Los adelantos tecnológicos en el armado de los autos permiten confiar en la estabilidad, algunos cuentan con: sistema de inyección, con frenos de poder, con bolsas de aire que aminoran el impacto, con defensas impresionantes, (algunos las llaman “tumba-burros”), con doble tracción, con reversa (que también es cambio), pero sin duda el que más ayuda a evitar accidentes, es un pequeño aparato que cuando el auto rebasa la velocidad límite, corta el flujo de combustible, tose el sistema de inyectores y se amarra la máquina, a este aditamento que poseen camiones, camionetas y carros, todos lo conocen como: EL GOBERNADOR.

optimusinformativo@gmail.com

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