Jorge Alberto Pérez González
18/06/2017
Fuera de control
Crece la violencia en Tamaulipas mientras la falta de información genera especulación, muchos son los intentos de apostarle al olvido, pero ya son tantos los hechos que ese mutismo enfermo, sólo hace que las redes sociales se enardezcan aún más.
La vocería solo opera para alertar a los habitantes de Reynosa, aunque siempre tarde, de las situaciones de riesgo en la ciudad, Facebook le gana cuando menos con media hora, pues quienes reportan son los que sufren las balaceras frente a sus domicilios.
Pero lo intrigante es saber la razón de porqué, el resto del Estado carece de este tipo de avisos que sin lugar a dudas salvan vidas.
Desde hace mucho tiempo ya no se sabía de víctimas o daños colaterales, estos han vuelto al Estado, con tal fuerza que en la suma de abatidos y caídos por error, no dudamos que este mismo mes, se llegue a los 100 tan sólo en la ciudad de Reynosa.
Sin embargo es Ciudad Victoria la capital de Tamaulipas y sus alrededores donde hay más víctimas pero curiosamente nadie lleva la cuenta, el gobierno ignora los hechos y no merecen ni una línea ágata en los diarios, aunque las víctimas sean claramente inocentes.
Hay quien justifica las ejecuciones con el consabido, -Tal vez andaba mal-, pero cuando vemos que también asesinan además del objetivo claro; a los padres, hermanos, esposas o hijas, entonces sí alzamos las orejas y suponemos que el crimen lleva más de un mensaje.
Dos líderes sindicales, uno en Hidalgo y otro en Victoria, este último ejecutado al estilo de la mafia, pero además junto a él, el cuerpo de su esposa, un abogado y su hija, abatidos de igual manera después del allanamiento domiciliario, todos conocidos, prominentes, pero ninguno mereció un boletín con los consabidos deseos de ahondar en las investigaciones caiga quien caiga.
La sociedad está indignada, no solo por las aterradoras imágenes que circulan en las redes, sino también por el increíble silencio que guardan las autoridades en este asunto que claramente se les ha ido de las manos.
A quienes nos atrevemos a publicar, nos acusan de exagerados, nos reclaman y mandan por medio de sus “Bots”, mensajes que los ubican mostrando una insensibilidad atroz, “No exagere Optimus, fueron sólo 3 muertos”.
Lo grave es que aunque fueran sólo 3, multiplicados por los 30 días del mes suman 90 vidas perdidas, que seguramente la mayoría sean de civiles armados, pero que no dejan de ser vidas.
A pesar de la profusión en las redes sociales de imágenes dantescas, ellos siguen callando la verdadera dimensión del genocidio palpable, de la barbarie humana y de la cantidad real.
Los decapitados fue la gota que derramó el vaso de la paciencia, la crueldad exacerbada a su máxima expresión y la duda razonable si son en verdad enfrentamientos o si estamos hablando de asesinatos selectivos al más puro estilo de las Brigadas Blancas.
La guerra iniciada por el gobernador de ustedes, al estilo de Felipe Calderón o Irving Barrios, lleva ya a cuestas muchos inocentes caídos, esta semana la muerte del profesor Jaime Ledezma en Reynosa, provocó muchas muestras de inconformidad general, además en Río Bravo la siembra de armas en la camioneta baleada donde murieron Ricardo García Morales de 39 años y su primo José Luis Escobedo González de 18, fue duramente rechazado por la sociedad que los conoce y que hoy desconoce esos esfuerzos fallidos y esas confusiones estúpidas.
Así como la sociedad tiene derecho a la seguridad, también tiene derecho a la información, pero poco se puede esperar de quienes no pretenden decir lo que realmente está sucediendo.
La esperanza ha sido derruida en pocos meses de ejercicio, no son solo los adversarios políticos los que ven el desastre, eso ya deberían de entenderlo, pues cada día son más y más los que piensan que todo, absolutamente todo, está FUERA DE CONTROL.
optimusinformativo@gmail.com