Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

4/04/17

Congreso de Tamaulipas: Diputados trincapiñones

El gobernante que pretende encauzar a su país hacia la democracia tiene que empezar por ser un verdadero demócrata, y demostrarlo tolerando la oposición, por más cruda que se ejerza en el mitin, en la prensa, en la diatriba personal. Lázaro Cárdenas.
Trincapiñones, según la Real Academia de la Lengua, es el concepto que se usa para calificar a los mozos de poco juicio. Esta semana pasada todos los miembros del Congreso del estado en Tamaulipas actuaron como diputados trincapiñones, carentes de juicio y de análisis no se percataron que lo que estaban autorizando iba en contra del artículo 6o. de la Constitución que a la letra dice: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley”. Hasta ahí la cita.
Puede usted creer, apreciado amigo lector, que de todo el universo de diputados locales en el Congreso del estado de Tamaulipas, no hubo una sola voz discordante frente a esta iniciativa que, suponiendo sin conceder, se aterrizaba como propuesta con la mejor de las intenciones, pero que requería de una capacidad mínima de análisis y de crítica para sugerirle al gobernador Cabeza de Vaca algunas modificaciones; pues bien he aquí que ésta es nuestra realidad legislativa, o quizá deba decir nuestra fatalidad en el Congreso, somos una alternancia producto de una democracia que no produce demócratas y conforme a lo sucedido podemos inferir que en nuestra actual Legislatura local no tenemos diputados con códigos genéticos que les dé para legislar óptimamente, mucho menos para asumir la alternancia, que ya llegó a nuestro amado Estado, con una pizca de oposición inteligente.
La pregunta que gravita en el aire con profunda decepción por los diputados locales del estado de Tamaulipas es, a riesgo de ser reiterativo con mi anterior columna: ¿qué están haciendo por la ciudadanía que supuestamente representan? En el caso de la propuesta de reforma al Código Penal del estado de Tamaulipas queda una sensación de deuda por parte de los diputados quienes en su retórica de todos los días dicen estar al pendiente de aprobar lo más conveniente para la ciudadanía de nuestro Estado. Mas sin embargo su desempeño sumamente obsecuente, es decir, obedientes, rendidos y sumisos ante la propuesta del gobernador Cabeza de Vaca los deja mal parados a todos.
Los diputados de “oposición”, todos, dejaron pasar una oportunidad de oro para abstenerse o votar en contra de dicha propuesta, lo cual en pocos días los hubiera catapultado como personajes de verdadero valor político, sin embargo frente a la disyuntiva de ser súbditos o ciudadanos, optaron por actuar en el Congreso del Estado como peones a interpósita persona a favor del gobernador, como simples empleados de oficialía de partes, aparentemente sin analizar lo que autorizaron, ya que una atenta lectura del mismo sumado a una verdadera intención de servicio a la comunidad a la cual pertenecen, les hubiera brindado elementos de juicio para actuar con sustento como una oposición inteligente, pero prefirieron la moda setentera, actuar como borregos aprobando una propuesta de ley, la cual no toda era para oponerse pero sí para sugerir algunas modificaciones; tuvo que ocurrírsele a quien la propuso como consecuencia directa de las quejas de una ciudadanía sorprendida por la poca capacidad de crítica inteligente de un Congreso plagado de diputados súbditos y no de diputados ciudadanos. Hoy ha quedado más que obvio que en el Congreso del Estado no hay un solo diputado que le interese asumir su papel de oposición. Dicen ellos que, más que oposición queremos ser proactivos. (No se ría.)
A esta maraña legislativa agreguémosle que el diputado local Carlos García, quien se comporta más como vocero del gobernador que como titular del Poder Legislativo defendió a capa y espada la propuesta inducida por Cabeza de Vaca, dijo en una entrevista de radio que esta semana convocaría a una rueda de prensa para comentar las supuestas bondades de estas modificaciones al Código Penal del Estado, veremos si lleva a cabo dicha conferencia y estaremos expectantes para analizar su retórica al respecto y verificar cómo recula de lo que él mismo dijo, palabras más, palabras menos, era una grandiosa iniciativa aprobada. Hoy más que nunca vale recordarle al diputado Carlos García que es titular de un Poder Legislativo que en estricta teoría y acorde con los «vientos de cambio», debe comportarse como un equilibrio de poder frente al Ejecutivo y tener presente aquel aforismo sabio atribuido a Séneca que a la letra dice, «pierde la virtud su fuerza si le falta oposición».
Es evidente que los diputados locales en Tamaulipas, aún no han asumido la alternancia en nuestro Estado y no nos queda mas, que encontrar como consuelo, que quizá es cuestión de tiempo para que cada uno de los actores políticos asuma su rol dentro de esta comedia humana, como diría el escritor francés Honorato de Balzac; y de esta forma esperamos que el gobernador Cabeza de Vaca no solo mande diferente, sino que también gobierne diferente, él lo propuso así con su frase electorera “Vientos de cambio”, y asimismo que el Congreso local aprenda como desempeñarse en medio de la alternancia y de los supuestos vientos de cambio, como un equilibrio de poderes y no como un súbdito legislativo, sumiso y trincapiñones frente a todas las iniciativas que mande el Ejecutivo.
Sirva esta vivencia como lección a todos los involucrados y que con sus rectificaciones obligadas pronto nos hagan olvidar a los ciudadanos que, al menos hasta la actual fecha, en Tamaulipas, tristemente, tenemos un Congreso que en teoría debe legislar inteligentemente, pero que en los hechos no lo está haciendo. Para Ripley.
El tiempo hablará.

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